El maquinista Francisco José G.A. había cogido una llamada en su  teléfono profesional y estaba recibiendo instrucciones por parte de  personal de Renfe, sobre el camino que tenía que seguir para la  entrada del convoy en Ferrol, cuando se produjo el descarrilamiento  en la curva de A Grandeira, a unos cuatro kilómetros de la parada  estipulada en la estación ferroviaria de Santiago de Compostela.

Del audio almacenado en las cajas negras se deduce, según ha  informado el Tribunal Superior de Justicia de Galicia (TSJG), que el  maquinista estaba hablando por teléfono en el momento del accidente  con personal de Renfe, alguien que “parece ser un controlador”,  aunque por el momento no ha quedado aclarado si se trataba de una  llamada desde la central de control o de un compañero desde dentro  del propio tren.

Al respecto, fuentes de la investigación, han indicado a Europa  Press, que la Policía intenta esclarecer de dónde partió esa llamada  que podría haber sido el origen del “despiste” que Francisco José  G.A. alegó en su declaración del domingo ante el juez. Así, estas  fuentes han señalado que se intenta determinar, tanto a través de las  pruebas registradas en las cajas negras como de testigos, si la  llamada pudo proceder de personal de control que viajaba en el tren  siniestrado.

Minutos antes de la salida de vía en el lugar de Angrois, el  conductor del convoy había recibido una llamada en su teléfono  profesional para indicarle el camino que tenía que seguir para la  entrada en Ferrol, donde el Alvia procedente de Orense tenía el final  del trayecto.

Según las primeras conclusiones de la comisión judicial que este  martes ha podido escuchar el audio almacenado en las cajas negras,  del contenido de la conversación y por el ruido de fondo, parece que  el maquinista consulta entonces un plano o algún documento similar en  papel, según ha explicado el TSJG.

El maquinista Javier I.A., que había conducido el tren entre  Medina del Campo (Valladolid) y Orense, al cual releva Francisco José  G.A., declaró ante la Policía que los conductores tienen prohibido  usar ningún dispositivo que pueda provocarles distracción y que sólo  pueden usar el teléfono corporativo si la ocasión lo requiere y sólo  por motivos de servicio, informaron a Europa Press en fuentes  cercanas a la investigación. Javier I.A. cedió el mando del convoy en  Orense, pero prosiguió el viaje en el tren porque se iba para su  casa, ubicada en Betanzos (La Coruña).

VELOCIDAD

Según las primeras informaciones provisionales que se extraen del  análisis de los últimos kilómetros recorridos por el tren antes de la  salida de vía, el Alvia circulaba en los kilómetros previos al  descarrilamiento a 192 kilómetros por hora, pero segundos antes del  accidente, fue activado un freno.

Así, se estima que en el momento de la salida de vía, el tren  circulaba a 153 kilómetros por hora, según los análisis de los  últimos kilómetros recorridos por el tren que sufrió el accidente en  Santiago de Compostela, en el que fallecieron 79 personas.

De los primeros análisis de dos cajas negras, instaladas en las  dos cabezas motrices del tren, se extrae que ha quedado reflejada una  frenada, pero ahora un informe policial deberá ratificar con mayor  exactitud si el freno fue activado por el propio Francisco José G.A.  y si empleó el dispositivo de mano o de pie, según han precisado a  Europa Press fuentes judiciales.

PROCEDIMIENTO

El magistrado del Juzgado de Instrucción número tres de Santiago,  Luis Aláez, se reunió este martes sobre las 10.00 horas con personal  de la Policía Científica para definir los pasos a seguir para el  volcado de la información de las cajas negras, dos dispositivos que  en realidad son de color naranja.

A continuación, en la biblioteca de los juzgados, el juez, la  secretaria y el fiscal se reunieron con Policía Científica y la  Judicial, técnicos de Renfe, Adif y técnicos de la Comisión de  Investigación del Ministerio de Fomento para analizar la forma en que  se iba a acceder a la información y comprobar que todas las partes  estaban de acuerdo.

Tras recibir las especificaciones técnicas de las cajas negras y  realizar una prueba con otra, se procedió al volcado de información  de los dos dispositivos del tren siniestrado, de manera que quedase  “totalmente garantizada la integridad y fiabilidad del contenido”,  según ha resaltado el TSJG.

Los datos se extrajeron en un lápiz de memoria aportada por el  juzgado y posteriormente se hicieron copias autentificadas con firma  digital. Como la información que se obtiene de las cajas está  encriptada, se pasa por un programa informático para proceder a su  desencriptación. 

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